LONDRES / El tiempo seguramente le dará el justo valor a su encomiable carrera. Más allá de eso muchos hoy se rinden a su tenis fuerza y carisma.
Y justamente la última escena dentro del court fue la mejor radiografía. Serena Williams se dejó caer en el pasto londinense después de completar un sueño que llevaba casi un año persiguiendo. La norteamericana abrocho su 7ª corona en Wimbledon superando a Angelique Kerber en una final de altísimo o nivel con parciales de 7/5 6/3 alcanzando al mismo tiempo los 22 Grand Slams de Steffi Graf. Esta vez no hubo sorpresa, no hubo caras largas en el box de la americana. Esta vez la gloria le esperaba tras la última pelota del partido, como tantas otras veces a lo largo de su carrera. La nº1 del mundo ejerció su condición de número uno y demostró que se puede seguir haciendo historia con 34 años.
Es cierto que la ausencia de Sharapova y otras caídas allanaban el camino. Viendo el cuadro y algunos de los partidos, la mayor preocupación de Serena Williams en esta final de Wimbledon pasaba por no pagar el peaje de posibles dificultades Su camino hasta el sábado había estado exento de problemas, pero en la última curva le esperaba el obstáculo más duro. La tenista que este lunes volverá a ocupar el segundo escalón del ranking WTA, la misma que ya le ganó en Australia a principios del año y la única que parece tener las armas para enfrentar a la pantera de Saginaw. En apenas un par de juegos se pudo ver que el encuentro no sería otro paseo de Serena. Tampoco para Kerber, quien llegaba sin ceder un solo set en quince días.
En este contexto la intensidad era frenética, un ritmo de bola altísimo con intercambios durísimos para ambas contendientes. La menor de las Williams encontraba en su saque su as en la manga, aunque era la alemana la que sacaba a relucir ángulos imposibles y una defensa digna de una estratega que, por momentos, desesperaba a la estadounidense.
All England Club disfrutaba de un batalla digna de final, ni siquiera Beyoncé y Jay Z -presentes en el palco de la norteamericana- quisieron perderse la cita. Pero alguien tenía que ganar, alguna tenía que dar el primer paso al frente. Y esa fue Serena, justo en el momento crítico, sobre la campana. Con 6-5 y la devolución y 47 minutos de la adrenalina más voraz, la número uno del mundo aprovechó un par de bolas de quiebre para quedarse con el set inaugural. Un movimiento importantísimo hacia el objetivo. Del otro lado un golpe inesperado.
Otra vez a un suspiro, a un solo set de espantar por fin el fantasma de los 22 Grand Slams de Steffi Graf. Un desafío que le había superado hace 6 meses en Australia y hace 5 semanas en Roland Garros. Pero ahora es Londres. Hoy el panorama cambiaba: una nueva ciudad, una nueva superficie pero una rival peligrosísima. Todavía no estaba todo dicho, mucho menos con Kerber al otro lado de la red. Lo increíble fue que el nivel de calidad no descendió en ningún momento, al revés, parecía que tanto una como otra iba aumentando sus súper poderes con el paso de los juegos. Pero claro, cuando hablamos de heroínas, solo una mujer puede ocupar este papel. Y ojo que la alemana dio batalla.
Y este rol ya tenía dueña. Con un break de nuevo en el momento exacto, con 4-3 y la devolución, la menor de las Williams abrocho su 7º Wimbledon con una maestría digna de su trayectoria, igualando por fin esos 22 Majors de Steffi Graf y capturando el primer Grand Slam de la temporada. Además, instalando un nuevo récord en la Era Open, logrando ser la campeona más veterana en este tipo de eventos con 34 años y 383 días. Una cita para recordar y que seguro le servirá a Serena para jugar a partir de hoy sin presión en su raqueta.
Es que más allá de todo lo que logro aún tiene asignaturas pendientes, sueños desafíos…por eso su emoción como si fuera la 1ª vez., esa hambre de gloria que no decae…..seguramente le faltan muchos trofeos por levantar, la reina extiende su reinado.