Larga vida al Rey: Federer de atrás sigue batiendo records.

Un triunfo como sólo los grandes pueden lograr, así ganó el helvético y sigue asombrando. Murray le ganó a Tsonga en 5 sets y Berdych y Raonic muestran sus credenciales.

Federer sigue batiendo records
Federer sigue batiendo records

LONDRES: Si alguien hubiera imaginado un partido épico seguro que habría pedido extender la alfombra roja para su “majestad” Sir Roger Federer, que ganó un match para el recuerdo. En ese contexto la cancha central del All England Lawn Tennis Club se vistió de gala para presenciar uno de los partidos más espectaculares y emocionantes de los últimos años.

Es que Roger Federer se aferró a la cancha, gastó algunas de sus vidas extras y sobrevivió al bombardeo croata para superar en 5 sets a Marín Cilic con un placar de 6/7(4-7), 4/6, 6/3, 7/ 6(11-9) 6/3 en 3 horas y 17 minutos de partido. Además el suizo salvó 3 match points, o se si quiere el gigante balcánico desaprovechó 3 bolas de partido en el cuarto set y un inicio abrumador para desinflarse en los momentos cruciales. Federer, en cambio, nunca dejó de creer y se metió por 11ª ocasión en su carrera en las semifinales de Wimbledon.

En lo previo uno se imaginaba una gran batalla de sacadores, de aces y tiros ganadores entre dos de los jugadores más agresivos y potentes del circuito. Y así lo fue. Los dos tenistas protagonizaron un partido que quedará en la memoria del propio Federer, de Cilic y de los aficionados. El suizo conectó 27 saques directos o aces, 67 tiros ganadores y apenas cometió 24 errores no forzados en 5 ajustados sets Por su parte, Cilic llegó a conectar 23 aces, 59 winners y subió la cifra de errores a 36.

 

Quizás el momento de inflexión del partido tuvo un antes y un después con el 3-3 del tercer set. Los dos primeros parciales fueron una clase magistral de tenis de Cilic. El croata flotó sobre la pista. Se movió como los ángeles sobre el césped de la central y desplegó su mejor versión de juego. Era pura potencia con control, valentía con destreza y hasta se atrevió a mandar en cada punto. Se paró en la línea de fondo e intentó no moverse de ahí. Con los pies bien puestos en el suelo, repartió a un lado y a otro. Si pegaba parado, soltaba un latigazo. ¿De saque? Otra bomba. En su brazo tenía un lanzacohetes con forma de raqueta.

Y con el plus de sentirse bien metido en cancha Cilic tuvo la iniciativa de los puntos y dejó a Federer a correr de atrás de su juego. Si al suizo le daba por pegar, Cilic todavía le devolvía más fuerte. En poco más de una hora y 30 minutos de partido, el croata se puso 2 sets a 0 arriba y con ganas de ser protagonista. Y hasta ese momento lo era.

Pero los grandes tienen ese que se yo… vistes… por eso cuando la eliminación llamaba a la puerta de Federer, todo cambió. Cilic desaprovechó un 0-40 a su favor con el saque del suizo en el 3-3 del tercer set, que generó un nuevo rumbo en el encuentro. Roger levantó el juego, quebró automáticamente el saque del croata (no lo había hecho en ningún momento hasta ese entonces) y se quedó, contra todo pronóstico, por la forma de como venía desarrollándose el encuentro, con ese 3º set. Allí el partido empezaba a cambiar de timón, el suizo fiel a su precisión y con ansias de victoria renacía.

Del otro lado Marín se despistó, empezó a ser más inconsistente y no aprovechó una gran cantidad de oportunidades que tuvo para dejar KO al 7 veces campeón en Wimbledon. Si a Federer se le da aire, peligro. El suizo olió los nervios del croata, que no pudo cerrar el partido hasta en 3 ocasiones, y empezó a activar las piernas. Abrió el libro de magia, sacó fuerzas extras, se agarró como un zorro viejo a la pista que mejor conoce del mundo y con el apoyo del público empezó a creer en una remontada épica.

Es que levantando tres puntos de partido en contra, con garra, tenis y un hambre propia de un júnior, Federer supo frenar el bombardeo croata para escribir un nuevo récord en los libros del tenis. El suizo se convirtió en el jugador con más victorias en Grand Slam de todos los tiempos (307), más semifinales de Grand Slam (40) y alcanzó por 11ª ocasión la penúltima ronda en Londres, igualando la marca de Jimmy Connors. No se le podía pedir más.

Ahora Sir Roger Federer se cruzará con Milos Raonic en semifinales y sigue vivo el sueño del 18º título Major. Hoy dio un paso más para tocar la gloria y consiguió uno de esos triunfos que no hacen más que agigantar la mística en torno al que muchos consideran el mejor jugador de todos los tiempos. Y los que así lo catalogan no están equivocados, porque este suizo con título de nobleza, el “Sir Roger del tenis, más que nunca sigue siendo majestad. Una ovación así lo confirmó: “Larga vida al rey”.

 

DE CANADA BUSCANDO PISTA Y UN CHECO QUE QUIERE SER GRANDE.

El canadiense Milos Raonic, 6º cabeza de serie, venció a Sam Querrey (28º) por 6/4, 7/5, 5/7, 6/4 en dos horas y 31 minutos y se metió por segunda vez en su carrera en las semifinales de Wimbledon .Cara y cruz de un partido. El norteamericano fue una máquina de romper la pelota: conectó 13 saques directos, 58 tiros ganadores y apenas sumó 16 errores no forzados en cuatro ajustados sets. Raonic uso de agresividad y potencia, ganó el 87% de puntos jugados con el primer saque (60/69) y con mucha justicia se convirtió en el primer semifinalista del torneo británico. Raonic espera por el suizo Federer, y deja claro que es un firme candidato a luchar por el título en la Catedral del tenis mundial.

Por su parte Tomas Berdych se niega a dejarse superar por las nuevas generaciones, derrotando con contundencia a la revelación del torneo, el francés Lucas Pouille. El checo acribilló el servicio del francés, haciendo suyo el 45% de los puntos en devolución. El marcador, 7/6 6/3 6/2 para el número 9 del mundo, fue consecuente con los desplegado por ambos, marcando una distancia insalvable para el joven galo. Berdych espera por Murray con una nueva final de Wimbledon como botín (ya la alcanzó en 2010).

 

Y EL ESCOCES SUFRIO PERO VOLO ALTO.

El “ escoces volador” Andy Murray cerró el pase a las semifinales de Wimbledon 2016 después de superar en cinco sets a Jo-Wilfried Tsonga (7/6, 6/1, 3/6, 4/6, 6/1) en un partido donde los primeros parciales parecían determinantes aunque el tenista francés no se dio por vencido tan fácilmente. De esta manera, el escocés luchará este viernes ante Tomas Berdych por acceder a su tercera final en el All England Club.

Para entender el trámite desde el vamos pasa el contexto del partido. Los momentos más electrizantes de la batalla ocurrieron en el primer parcial. Dos fieras más parecidas a chacales saliendo a morder desde la primera bola en busca de un lugar en semifinales. Los antecedentes hablaban de un contundente 5-0 a favor del británico cada vez que chocaba con Tsonga sobre hierba, aunque esta vez no iba a ser tan sencillo. Con números muy similares, exceptuando quizá las insistentes subidas a la red del jugador de Le Mans (22/29), solamente una muerte súbita podía decidir la suerte de quienes no habían parado de buscarla. Ambos tuvieron pelotas de set, aunque acabó siendo la raqueta local quien terminó enloqueciendo junto a la Centre Court, tras un trabajado 12-10 en el desempate.

A seguir el encuentro pareció morir en la reanudación con un bajón subrayado de Tsonga. El galo pagó la clásica factura tras una hora de intensidad y duros golpes. En el apartado anímico, ese 12-10 todavía quemaba en su cabeza. Apenas un 41% de primeros saques, apenas 3 subidas a la red, 3 winners y 12 errores no forzados acabaron por mandar a Jo entre la espada y la pared (7/-6, 6/1), situaba al galo a solamente un set de recoger las maletas e irse al aeropuerto. Entonces algo pasó, porque sin embargo, el galo sacó energía para honrar su labor. En un pestañeo todo cambió, el número dos del mundo lo vio tan hecho que se relajó, mientras que el francés se animó ante la dificultad y logro un 6/3 que alargaba el trámite y le daba vida al pulso del francés. Todavía no estaba todo dicho.

Por eso en el 4º set la Cancha Central recuperó la electricidad. Murray entendió que enfrente tenía a un doble finalista de Wimbledon con la experiencia necesaria para sorprender, mientras que Tsonga multiplicó su confianza hasta llegar a vestirse de antihéroe para muchos espectadores británicos. Ambos se respetaron al principio para luego intercambiarse un par de quiebres. Y así se llegó al 4-4, momento crítico de un partido que todos daban por cerrado y muerto hace hora y media. ¿Se lo imaginan, verdad? Murray saca los galones y cierra con un 6/4.¡¡ No!! Exactamente al revés. Fue el tenista galo quien más valor inyectó a la situación y, se quedó con los dos siguientes juegos, dibujaba un quinto set ante el asombro del público presente. Todavía no estaba escrito el último acto de un guión con color escoces…

Pero entonces volvió el apagón que suele tener Tsonga. Es una pena que un trámite tan emocionante tuviera un final tan apagado, pero Andy Murray se puso serio y no dio ninguna opción. Aquello que tantas veces le había hecho Novak Djokovic, eso de barrerle en el 5º set, había servido para para algo. Esta vez fue el británico quien sacó la determinación para asestar un lapidario 6/1 para cerrar la jornada del miércoles con un épico triunfo local.

Para Andy serán las 7ª semifinales en Wimbledon, que se dice pronto pero es una estadística brutal. Una victoria le separa de sellar su tercera final de Grand Slam de la temporada y el hombre que intentará frenar se llama Tomas Berdych, otro ex finalista de Wimbledon. Buena contienda entre dos clásicos del césped para reservar un par de horas la tarde del viernes.

Este miércoles se inició con una sección de gala del suizo y terminó con una ópera escocesa.

Hay emociones todavía guardadas.