LONDRES / Cuando se palpitaba que los 4 máximos candidatos estarían en las semifinales, hubo una sorpresa. Mientras Djokovic, Federer y Murray sellaron sus boletos, Stanislas Wawrinka dijo adiós. El culpable un mosquetero de la legión francesa, que dice presente: Gasquet. Es cierto que luego de 20 años se esperaban que los 4 estuvieran en la cita…pero
.Y arranquemos por el serbio. Novak Djokovic supero a Marín Cilic en los cuartos de final de Wimbledon (6/4, 6/4 y 6/4). Habían transcurrido poco más de 24 horas desde el final de su dura batalla contra Kevin Anderson, pero el número uno mundial cortó de raíz el debate sobre su recuperación física y mental.
El Djokovic actual es insuperable por consistencia, pero no imbatible, ya que con una brillante combinación de potencia y agresividad. Anderson rozó la proeza ante el serbio siguiendo esta premisa, y este miércoles, la dinamita de Cilic, un tenista de perfil similar al del surafricano, invitaba a pensar en un día complicado para el serbio.
Sin embargo, el récord de Djokovic ante Cilic en los enfrentamientos previos (12-0) no era un dato superfluo, sino delatador de lo que podía acontecer hoy en Londres. Ni siquiera sobre cesped, una superficie que agradece el juego agresivo y directo del croata, éste encontró un resquicio ante el número uno.
Principalmente, porque entre la capacidad atlética de Djokovic y la de Cilic existe una distancia de años luz. Y el turbo de las piernas del serbio anuló a largo plazo la dinamita desprendida por la raqueta de su rival. El león serbio tiene extras que los otros no tienen.
Además, Djokovic exhibió una devolución majestuosa y un primer saque abierto con una colocación impecable que le permitió encontrar ángulos fácilmente desde la línea de fondo. Cilic nunca tuvo una respuesta eficaz ante Novak. Ni siquiera amenazó su servicio con un punto de break a lo largo del partido, y acusó un escaso porcentaje de aciertos (55 por ciento) con su primer saque.
Nole se mantuvo solvente y cómodo en los intercambios cortos, un aspecto esperanzador para las rondas finales. Sin embargo, los golpes en situaciones neutrales no transmitieron la jerarquía de las mejores tardes del serbio, que volvió a acusar cierta precipitación en las subidas a la red.
De todos modos o en cualquier caso, la regularidad de las virtudes de Djokovic resultó incontestable para Cilic. El serbio alcanza las semifinales de Wimbledon por 6º año consecutivo bailando sobre la hierba. Desafiando las dificultades que plantea cada movimiento en esta superficie. Presentando, una vez más, su candidatura a un título de Grand Slam. Y ahora sin Wawrinka el panorama se presenta más auspicioso.
UN SUIZO SI OTRO NO.
Últimamente cada conversación sobre la figura de Roger Federer termina casi irremediablemente orbitando en una pléyade de cifras. Es inevitable cuando estás haciendo historia. Por eso me temo que esta crónica no será una excepción. Aunque en la cabeza de Federer, que es consciente de su propia condición legendaria, sólo orbita una cifra: 34. El número de años que cumple en agosto. El tiempo que nos alcanza a todos: y hay otros… Nieminem (33), gran amigo suyo, disputa su último Wimbledon; Hewitt (34), en otros tiempos uno de sus grandes rivales por el título, tampoco volverá a disputar el torneo. Para el helvético, irse apagando hasta desaparecer no es una posibilidad. Quiere brillar una última vez en el escenario en el que se forjó su leyenda.
Por eso en su camino a aumentar su historia como punto y aparte hoy se encontraba ante unos puntos suspensivos: Gilles Simón. Un buen jugador que ha sido top10 y que seguramente volverá a ocupar las posiciones de privilegio a lo largo de este año tenístico. El galo es un estratega que enmaraña el partido y te envuelve en su juego. Como un prestidigitador que te muestra una mano mientras hilvana el truco con la otra. Defensor y contragolpeador infatigable, su desempeño resulta la antítesis del juego ultraofensivo que Federer lleva desplegando a lo largo del torneo. Además para el helvético nunca había resultado sencillo vencerle a pesar de que su mayor logro en Wimbledon antes de estos cuartos era una cuarta ronda en 2009. Todo eso creaba interrogantes.
El partido empieza con un 0-30 para Simón, que lleva ambos puntos a su terreno. Es un espejismo. Roger se despereza y se lleva el juego con suficiencia. En el consiguiente saque de Simón y después de marrar una bola de ruptura un revés paralelo del maestro suizo desborda al galo en su subida. Break 2-0 y la sensación de que esta película ya la hemos visto infinidad de veces. Esa ruptura tempranera calma al helvético que, de repente, ve la pista como un campo de fútbol. 3-0 en blanco y, de repente, la lluvia que hace acto de presencia.
En el retorno del partido, Federer deja de ver la pista como un campo de futbol y entra en «modo Sampras»: se concentra en ganar sus saques y, si Simón le da una oportunidad clara para hacerle daño al resto, fenomenal. Un Gilles rocoso y un Roger sacándose de encima la telaraña táctica de Simón a la mínima ocasión soltando la mano.
Así transcurrió el primer set plácidamente hasta el 6/3 final. El suizo continuaba inexpugnable con su saque y no cedió ninguna pelota de break. El resultado de buscar winners a la mínima ocasión en los turnos de saque de su rival fue que su relación de ganadores /no forzados no deslumbra (15/9) como sí lo hacía en los choques anteriores. Ni Simón ni Federer estaban desplegando su mejor nivel pero el suizo mantenía el control del partido con mano de hierro.
La dinámica del 2º parcial perpetuaba la del primero. Federer continuaba como su majestuosidad requería, imperial al saque y esperaba paciente un resquicio en el saque de Simón para anotarse el parcial, lo que ocurriría en el 3-3. El suizo, sacando partido de su tremendo arsenal de golpes y la versatilidad de su revés, logra el break. El set parecía listo para sentencia pero no resultaría tan sencillo. En un juego primoroso del galo con la devolución le rompe el saque al suizo en 0. Primer servicio que perdía Federer en los últimos dos torneos y estableciendo un nuevo record de juegos de saque ganados consecutivos en 115, tumbando el anterior record de 111 que poseía Wayne Arthurs. Lo dicho, cuando hablas de Federer, es imposible huir de los números.
Con 5-5 y saque del galo Roger utiliza el plan B: en vez de jugarse los tiros plantea esa versión rocosa que tanto nos sorprendió a todos en el 2014. El suizo ejecutó su propia versión del juego envolvente de Simón y recuperó el break de ventaja. Su rugido hubiese convertido los gritos de Sharapova en inaudibles susurros.
Con 15-0, la lluvia volvió a hacerse presente obligando a detener el choque de nuevo.
En la reanudación, Federer pega tres saques imparables (un saque sin respuesta y dos aces) y se lleva el set 7/5.
Al inicio del 3º set, un Simón visiblemente afectado por la pérdida del segundo set cede su saque encarrilando definitivamente la victoria del suizo que aprovechó el desánimo del galo en el 4-2 para hacer un último break y llevar el resultado hasta el definitivo 6/3 7/5 6/2.
Un partido ganado sin brillantez pero con suficiencia y eficacia por el de Basilea que ahora esperaba pacientemente el desenlace del partido entre Andy Murray y Vasek Pospisil.
Más números asoman a la hora de recapitular: Federer ha llegado a su semifinal de GS número 37; ha ampliado su récord de partidos de Grand Slam ganados a 290; sólo 2 victorias le separan del sueño de ser el único jugador capaz de lograr 8 títulos individuales de Wimbledon y de lograr su GS número 18. Por cierto, 10ª semifinal de Wimbledon para el suizo. ¿Recuerdan que ocurrió con las 9 semifinales anteriores?
El siguiente capítulo de este sueño novelado lo veremos el viernes en una jornada que pinta con 2 partidos apasionantes. Yo no pienso perderme las semifinales, ¿y ustedes?
MURRAY SIGUE VOLANDO PARA DELIRIO LOCAL.
Con más oficio que nunca, Andy Murray aseguró su presencia en las semifinales de Wimbledon tras derribar a Vasek Pospisil, el gran tapado del torneo, superando al canadiense en sets corridos con parciales de 6/4, 7/5, 6/4 y aprovechando las escasas chances de ruptura que ofreció su oponente. Un ejercicio donde la experiencia fue definitiva y que el británico utilizó en su mayor grado para citarse con Roger Federer en su próxima batalla, la que elegirá a uno de los finalistas del tercer Grand Slam de la temporada.
Todo lo hizo bien Pospisil. Más golpes ganadores, escasísimo porcentaje de errores, más puntos ganados que su rival, incluso en ciertos momentos, un nivel de tenis digno de cualquier miembro del top-20 actual. Sin embargo, el primer set se cerraba a favor de Andy Murray por 6/4. ¿Por qué? Sencillamente, porque uno es el número 56 del mundo y el otro es el número 3 La gigantesca diferencia de estatus entre ambos contendientes hizo que el británico aprovechara la única oportunidad de ruptura en el tercer juego para remar hasta el último punto sin ofrecer apenas oportunidad al canadiense. Un nuevo capítulo de la importancia de la determinación en este deporte
Todo esto, por cierto, envuelto entre la mística de la lluvia que tanta guerra suele darse en Wimbledon. Que se va, que se viene, que si abrimos el techo, que si lo cerramos, que si al vestuario veinte minutos, que si dicen los expertos que en diez minutos para… una serie de catastróficas idas y venidas que sigue señalando y destapando las vergüenzas del tenis, además de situarlo como su principal inconveniente: la ultra dependencia de la meteorología. Así ocurrió también en el segundo acto, con un nuevo párate debido al agua londinense que interrumpía el guión de Andy y de Vasek, obligados a calentar por tercera vez durante el encuentro.
Las sensaciones eran muy favorables a Murray, con el apoyo de la Centre Court y con el primer parcial ya en el bolsillo. El número 53 del mundo no lo estaba haciendo mal pese a todo, aguantando el juego intenso del escocés e intentando acortar los puntos para no caer en las redes del tenista de Dunblane. El de Vancouver aguantó en esta ocasión más que en el anterior asalto, alargando la incertidumbre hasta el 5-5, momento en el que una nueva bola de break le ponía en bandeja a Andy colocarse dos sets arriba en el marcador. Como gran campeón que es, no la desaprovechó. Dos oportunidades, dos mordiscos al marcador. Apenas 11 winners en dos sets y, sin embargo, ambos ya en su poder. No estaba siendo brillante, pero sí suficiente.
Como no podía ser de otra forma, el partido tenía que terminar con otra ventana abierta por el canadiense, la cual terminaría siendo una gran puerta por la que Murray llegara a sus 6ª semifinales de Wimbledon con un marcador de 6/4, 7/5, 6/4 Cuarto duelo ante Pospisil y 4ª victoria, balance favorable que de poco servirá dentro de dos jornadas. Allí le espera Roger Federer, heptacampeón del torneo y con el recuerdo de 2012 todavía presente en sus mentes con aquellas finales en La Catedral y en los JJOO. Dos choques en hierba, uno para cada uno. Dos veranos después, la reunión vuelve a ser invadida por el césped, el escenario donde ambos pueden ofrecer su máximo grado de brillantez. Seguro que será asi.
UN MOSQUETERO FRANCES EN BUSCA D ELA CORONA INGLESA.
Inimaginable antes de empezar el torneo. Richard Gasquet es el cuarto semifinalista de Wimbledon. Y no en desmedro del galo, El francés se recuperó del severo golpe que recibió tras perder su saque con 5-3 en el 5º parcial, logrando despachar al número 4 del mundo, el suizo Stan Wawrinka, en 5 tremendos sets: 6/4 4/6 3/6, 6/4 y 11-9. El número 20 del mundo luchará por un puesto en la final ante el número 1, Novak Djokovic, sin duda una quimera.
Un análisis muestra que: El servicio de Stan Wawrinka marcó el discurso del encuentro en sus cuatro primeros sets. El feeling entre el golpe y la mentalidad del jugador, más en esta superficie, narró con fluidez todo lo ocurrido. El 43% de primeros en el 1º set provocó que Stan, quien ya de por sí lleva el peso del encuentro con sus decisiones, acumulara hasta 14 errores no forzados por 12 winners, mientras Gasquet, más contemplativo y a merced de los cañones de su oponente, dibujaba un 4-4 en ganadores/ errores no forzados. Con Richard en un 72% y un 7/8 en puntos ganados con 2º servicio, el break parecía más propicio para caer del lado francés. Una oportunidad de ruptura en todo el parcial… y set para el de Beziers.
El progresivo aumento del % de puntos ganados con primer saque del de Lausana giró la cita con bastante precisión: del 62% del 1er set, al 80% del 2º y al 87% del tercero convirtieron en impenetrable en esa circunstancia al suizo, que mantuvo un 100% en los primeros turnos del 4º parcial. Gasquet apenas podía intuir las direcciones o restarlas cuando adivinaba. Fortalecido ese aspecto del juego, Stan equilibraba donde más podía mostrar carencias su estabilidad desde el fondo.
El suizo saca menos provecho de sus condiciones técnicas en hierba. Sus caderas se frenan más a la hora de salir y si golpea en movimiento el error gana enteros. Gasquet, por su parte más leve veía en el servicio del número 4 la gran clave del encuentro. Tratar de romperle el servicio podía igualar las posibles diferencias psicológicas para luchar un final de partido cerrado. Devolviendo con 4-5, el francés lograba el gran propósito. Parecía imposible en el 2º, 3º y 4º set pero Richard quebraba.
En el 5º y definitivo, Gasquet comenzó a matizar su mayor solidez desde el fondo con certeras voleas y una determinación más que importante. El cauce del encuentro viraba a su favor cuando volvía a quebrar, poniéndose 5-3 y servicio. El galo, quien había llegado a semifinales en las otras dos ocasiones previas en las que llegó a cuartos, tenía en su mano hacer pleno en tal estadística. Pero 2 errores y cierta angustia competitiva otorgaron a Wawrinka la oportunidad de seguir con vida. Stan sostenía y lograba el empate a 5.
A partir de ahí, Gasquet no dio opciones. Su mirada y la limpieza de sus golpes prevalecen ante un Wawrinka que si bien no da síntomas de flaqueza, necesita del primer saque para sentirse cómodo. Sostenidos los turnos al saque hasta el 10-9, Wawrinka finalmente encalla. Manda dos tiros cómodos a la red tras buenos devoluciones de su rival. Gasquet dispone de un 0-40 prácticamente definitivo. A la tercera, el suizo manda un revés liftado al muro. Richard ‘Grass-quet’, ocho años más tarde, estará en semifinales de Wimbledon.
Y si el galo hoy fue un abanderado del césped, es más la Grass fue su aliado, lo que le permitió brillar. Este viernes va de punto ante el nº1 ¿Hará saltar la banca?