NUEVA YORK / Fue un revolucionario en su época, desde su talento natural, pasando por su look y terminando por su sacrificada vida. De las Vegas al mundo un icono.
Andre Agassi, ex número uno del mundo y ganador de ocho ‘Grand Slams’, vuelve a ser protagonista por sus palabras en relación al tenis y sus sentimientos de odio e infelicidad que le propinó este deporte durante varios años de su carrera profesional. En unas declaraciones recogidas por la agencia Europa Express el ex tenista estadounidense confesó el pasado jueves en una conferencia de prensa en México que durante el tiempo que fue el mejor jugador del planeta sintió que fue el número 1 “más infeliz del mundo” ya que estaba practicando un deporte que nunca disfrutaba “ Mi padre me vendía como el nº 1 y cuando llegas ahí no te queda ningún lugar como para escapar, era sin duda el nº1 más infeliz del mundo, hubiera preferido estar en el puesto 141 o 150 . Cada vez que salía a jugar sentía que estaba fingiendo.” Admitió Agassi siguiendo el mismo discurso por el cual se hizo famosa su autobiografía OPEN, donde confiesa abiertamente que pocas veces disfrutó jugando al tenis y que parte de la culpa la tuvo su padre, quien lo obligaba a permanecer horas y horas entrenando a una edad muy temprana. “Mi papá era muy intenso, tenía 8 años y era una carga que me hundía y ese resentimiento me acompañó siempre” O cuando me hacía jugar por apuestas para ganar dinero. “agregó.
“No comencé a jugar por elección, yo odiaba al tenis con toda mi alma y lo hice por la mayor parte de mi carrera. Tenía que pegarle a miles de pelotas por día, ya que mi padre tenía la idea de que nadie me iba a ganar si yo le pegaba a tanta cantidad de bolas por día” Así se sinceró André, el hombre que le temía al monstruo”, una máquina que su padre había fabricado y que era la encargada de tirar miles de pelotas por día hasta extenuarlo.
Al día de hoy Agassi está muy involucrado en transmitir lindos valores del deporte y apoya a los chicos a que elijan los deportes que les hagan felices. “Decidí tomar mi elección y darles educación a los niños, un compromiso para no fallarles, así los colores de la vida del tenis comenzaron a tener otro color para mí y pude entender que había algo bueno.
Atrás quedan muchas anécdotas y confesiones que en otro momento compartiremos, entre ellas los terribles dolores en su espalda que no lo dejaban descansar y lo obligaban a dormir en el suelo o recurrir a calmantes muy fuertes, además los partidos que su padre le hacía jugar con mayores para apostar. Su pasado sigue acusando recibos, aunque hoy quiera poner un manto a su tan desdichada vida que muchos envidiaban sin conocer sus secretos.
