campeón como capitán de Argentina de Copa Davis 2016 y coach de Pablo Cuevas en 2008, 2009, 2010, 2011 y parte de 2014. Su mejor ranking en singles fue 107 y 24 en dobles
¿Cómo fueron tus inicios en el tenis?
Me la pasaba desde chico en club Arquitectura del barrio Agronomía en Buenos Aires, donde practicaba varios deportes como tenis, fútbol y basquetbol. Que mi padre fuese profesor de tenis creo que influyó en que me incline por el deporte blanco.
¿Cómo es jugar en las etapas juveniles y en profesional?
Los torneos juniors generan mucha ilusión, son las primeras competencias individuales. El joven se expone, se empieza a conocer a sí mismo. Se integra a un nuevo grupo de chicos, además de sus compañeros del colegio y sus amigos del club. Las vivencias son fuertes pero no marcan el destino del jugador en su etapa adulta. Cada uno tiene su proceso de evolución y depende de muchos factores el que llegue a jugar a nivel profesional.
¿Por qué te dedicaste jugar el dobles?
Yo jugué singles y dobles hasta que después de una lesión que sufrí, entonces me fue mejor en dobles y decidí jugar exclusivamente el dobles. Al principio entrenaba como si fuese a jugar singles pero de a poco mi entrenamiento fue más específico. En algún momento jugar únicamente el dobles me aburría un poco.
¿Cómo se dio lo de ser coach y cómo son tus formas de trabajo?
Aún jugaba dobles cuando me ofrecieron entrenar a unos chicos argentinos como Juan Pablo Guzmán, Ignacio Irigoyen, Gustavo Marcaccio, Diego Veronelli, Federico Browne. Como yo ya venía con ganas de dejar de jugar, me pareció una buena oportunidad para hacer una transición. Como coach me sentí más útil y me gustó el desafío.
Y como entrenador, me gusta consensuar el trabajo y estar al servicio del jugador. Creo que el entrenador debe saber escuchar y actuar a partir de eso. Le doy mucha importancia a la empatía y la comunicación.
¿Cuándo fue el acercamiento con Pablo Cuevas? ¿Cómo describirías al salteño?
Pablo me vino a hablar durante un torneo, me vino a pedir que lo entrenase. Él y sus sponsors se pusieron en contacto conmigo. Pablo insistió mucho, su fuerza de voluntad y su deseo por mejorarse ayudaron mucho a que ello sucediese.
Cuevas es un jugador a quien siempre le gusto entrenarse. También tuvo la suerte en volver ya que su lesión era muy compleja. Es de los jugadores más vistosos, su juego tiene una mezcla de elegancia y potencia. Es alguien impulsivo para jugar quien ha aprendido a canalizar sus emociones.
¿Cuáles son los valores básicos que debe tener un tenista para desarrollarse y aspirar a ser profesional?
Necesita tener la habilidad de jugar bien, debe tener golpes con los cuales pueda ganar puntos y ser físicamente muy coordinado. De poseer todo esto, le debe gustar lo que hace, debe tener ganas de mejorar y de aprender.
¿Hubo un momento bisagra que te hizo sentir que el título de Copa Davis estaba cerca?
Mi sueño era formar el equipo que formamos, el poder ganarme la confianza de los jugadores. No pensaba tanto en los resultados. A medida que fuimos avanzando, el grupo estaba cada vez más fuerte. Eso hacía que sintiéramos que podíamos enfrentar a cualquiera en cualquier superficie.
Yo me sentí campeón antes de levantar la copa.
¿Cómo ves al tenis actual?
El tenis hoy en día es muy rápido, los desplazamientos de los jugadores son muy explosivos. Hay poco tiempo para pensar y para variar. Es imprescindible estar a velocidad y a partir de ahí poder agregar la propia impronta.
Más allá de que se juega mucho desde la base, sigue siendo importante cerrar los puntos en la red cada vez que se puede.
¿Volverías a entrenar de surgir la posibilidad?
Por ahora no está en mis planes. Disfruto mucho de estar en casa, sin viajar tanto. Lo hice durante muchos años y no lo extraño.