MADRID / Para algunos tenistas este año no ha sido muy favorable y para los nuevos que vienen llegando sí. En el 1º caso esta este español de Javea, David Ferrer “el espadachín de la armada española” vive un gran dilema. A los 33 años David disputa una pelea en las sombras por volver a estar codo a codo con los mejores del mundo.
Es bueno aclarar que la expresión tiene un significado literal, ya que el tenista alicantino sufre una tendinosis en el codo derecho que le ha impedido competir en Wimbledon, la Copa Davis, Bastad, Hamburgo y el Masters 1000 de Canadá. Unas semanas cruciales de la temporada en las que Ferrer se ha mantenido apartado de los focos.
Por eso en el día de hoy, su presencia en el Masters 1000 de Cincinnati (del 16 al 23 de agosto) se presenta complicada, mientras su participación en el US Open, dos semanas después, es dudosa. El actual número 7 del mundo ya tiene en mente tomar una decisión definitiva respecto al torneo de Cincinnati a comienzos de la próxima semana. En caso de renunciar a dicho evento, Ferrer contemplaría dos posibilidades con el US Open como gran objetivo: aumentar la intensidad de sus entrenamientos o competir en el torneo 250 de Winston-Salem, que se disputa en la semana previa al Grand Slam neoyorquino, a través de una ‘wildcard’.
De este modo, el tenista español se presentaría en el US Open con cierto ritmo competitivo. Sin embargo, Ferrer se mantiene centrado en el día a día. Su entorno reconoce que se trata de una “lesión importante” cuya recuperación está siendo “más lenta de lo que nos hubiera gustado, pero dentro de los plazos que exige tal lesión». Actualmente, Ferrer apenas entrena en una pista de tenis, ya que su trabajo con la raqueta en las últimas semanas no ha dado los resultados esperados. La preparación física y la fisioterapia son la base actual de su proceso de rehabilitación.
No es necesario recordar que Ferrer, luchador incansable en las pistas, juega otro partido fuera de ellas con el US Open en el horizonte, pero David no viajará a Nueva York sin unas garantías mínimas en su codo derecho. La posterior gira asiática y los torneos europeos en pista cubierta exigen un desgaste que Ferrer pretende afrontar en plenas condiciones.
Con este panorama en su presente nublado, el alicantino no baja los brazos, aunque la lesión en el codo no permite grandes movimientos, Ferrer aún espera volver lo antes posible, el US Open se muestra en el horizonte envuelto en neblina, aunque David es amigo del sol.