No resulta fácil dar vuelta una pagina cuando esta viene cargada de momentos negativos, pero la lucha hay que darla.
La imagen de Janko Tipsarevic compitiendo en el World Tour Finals queda lejana en el recuerdo, pero solo han pasado 3 años desde que el tenista serbio luchó contra contra los mejores del mundo en Londres Imágenes que son postales que el tiempo nunca borrará. Cuando el destino golpea sin avisar todo resulta más difícil de soportar.
Actualmente, Tipsarevic es un tenista casi desaparecido en el ranking, nº 401 que intenta dejar atrás un infierno. Tres operaciones y un tumor benigno se han cruzado en su vida durante los 3 últimos años.
Hoy, en una conferencia de prensa en su academia de tenis, Janko ha aparecido con muletas, pero esperanzado con su futuro a medio y largo plazo..
“En primer lugar, quiero disculparme con la prensa. No he tenido el mejor comportamiento al no responder a vuestras llamadas, mensajes y correos electrónicos. Podéis imaginar por lo que he pasado”, ha dicho el serbio al tomar la palabra. “Quizá no debería hablar de estas cosas, pero nada en la vida, ni la familia, podía hacerme feliz”, ha añadido.
“Durante casi tres años, me he levantado con dolor más de la mitad de los días. En 2013, tuve problemas en el hígado debido a la medicación que tomaba. La tomaba como si fuera un caramelo y la tuve que dejar.
La primera operación fue el año pasado en primavera por un tumor benigno en el talón izquierdo. El cirujano me dijo que era algo genético”, ha recordado Tipsarevic en una comparecencia recogida por medios serbios como Novosti.
Los problemas del tenista de Belgrado no tardaron en volver: “Tres o cuatro meses después, el dolor regresó y los médicos pensaban que había reaparecido el tumor. Me operé otra vez y me quitaron el 80 por ciento de la fascia plantar. Es la parte del pie que nos mantiene en una posición normal. Me apenó ver que la planta del pie pareciera estar deforme”.
“El médico me dijo que si el tumor aparecía por tercera vez, yo podría vivir una vida normal, pero no podría jugar a tenis. Hice otra vez el mismo tratamiento, pero el dolor volvió y entonces caí en una depresión”, admite Janko. Como si fuera una película de terror, las malas ondas y desgracias no paraban. Pero el serbio no bajo los
brazos.
Tipsarevic trabajó y preparó la temporada 2015. Aunque su ranking protegido le ha permitido disputar algunos torneos del circuito ATP, así como Wimbledon y el US Open, sus resultados han sido negativos. Además, el año del serbio también ha estado marcado por problemas físicos: “Cuando empezó este año, cometí el error de comenzar demasiado pronto. Entrené demasiado y me rompí un músculo en la
pantorrilla derecha. Paré. Unos días estaba en la pista, otros días no… y tuve una ruptura en la ingle derecha. Empecé con inyecciones y todo lo demás”. ¿Pensaban que todo había pasado? No, hay mas noticias para este boletín.
En el mes de julio, sufrió otro contratiempo: “A mediados de año, dos semanas antes de la eliminatoria de Copa Davis en Argentina, me empecé a sentir como en los buenos tiempos: corriendo, sacando bien… y entonces dije a mi equipo que estaría listo para el US Open. Pero un día antes de salir hacia Argentina, tuve un problema en mi rodilla derecha, y desde entonces sólo he jugado en Montreal y en el US Open”.
Tras ser operado recientemente en la rodilla dañada, Tipsarevic espera volver a entrenar en una pista de tenis dentro de seis o siete semanas “Estoy convencido de que jugaré el Open de Australia. Chennai empieza el 4 de enero, pero ya veremos si juego allí. Sólo sé que no me precipitare, sólo quiero jugar a tenis sin dolor”, asegura. Y sin perder el humor ni la fe, sigue analizando y contando.
“Han cambiado algunas cosas. Sé que ya no soy joven (31 años) y no puedo entrenar cinco o seis horas al día. Pero cuando veo que jugadores más veteranos como Federer, Ferrer y López quizá jueguen su mejor tenis a esta edad, sé que puedo hacerlo”, afirma el tenista serbio.
Además, Tipsarevic opina que todavía no ha mostrado su máximo nivel en
el tenis profesional: “Nunca pensé en dejar de jugar por las operaciones y todo lo demás, pero tenía miedo. No puedo retirarme.
Tengo mucho tenis dentro de mí, y aunque pueda sonar absurdo, creo que
no he jugado mi mejor tenis, no he jugado como a mí me gustaría”. Se aleja con pasos lentos pero seguros Acompañado por unas muletas, Janko recupera la ilusión. La película de terror parece haber terminado, al menos así lo cree y visualiza el serbio con su inmensa fuerza interior. El tenis le espera. Los amantes del tenis también.