PARIS / Una espera que tuvo el mejor final. De Caracas para el mundo, pasando por Madrid. Garbiñe Muguruza jamás olvidará este 4 de junio de 2016, el día en el que logró la victoria más importante de su carrera profesional. La española, de origen venezolano, preclasificada nº 4 del cuadro femenino, superó a la nº1 del mundo, Serena Williams, con parciales de 7/5, 6/4 y se consagró campeona de Roland Garros. En este contexto Muguruza estuvo impecable de principio a fin, segura de sí misma, confiada en su juego y con la paciencia suficiente para aguantar el acoso de la número uno del mundo. Serena por su parte, no se sintió cómoda a lo largo del partido, estuvo a merced del juego de la española y se quedó nuevamente a un triunfo de igualar a Steffi Graf en los 22 títulos de Grand Slam. La morena se quedó en la puerta.
Desde el vamos, la española mando, mientras en la Phillipe Chatrier se percibía la tensión que recorría el ambiente .Es verdad que las jugadoras saltaron a la pista con los típicos y lógicos nervios de estar jugando el partido decisivo en la cuna de la tierra batida. En esa catedral que todos sueñan ganar, sobremanera los-as que crecieron sobre el polvo de ladrillo. Con credenciales diferentes cada una. Era la final de Grand Slam número 27 para la norteamericana, apenas la 2ª para la española. Pero sin importar el currículum de cada una de ellas, las dos mostraron desde el inicio el respeto que se tienen mutuamente.
El encuentro arrancó frío, en sintonía con esta primavera atípica, sin apenas intercambios, con errores y prisas. El respeto mutuo se veía cuando ninguna quería ceder un centímetro de terreno y ambas buscaban la iniciativa de los puntos. Tras un comienzo irregular por parte de las dos, Muguruza pegó primero y logró romperle el saque a la norteamericana para ponerse 4-2 arriba.
Tras verse en desventaja, Williams comenzó a apretar, a imponer todavía más fuerza a la pelota y agarró un empujón positivo que la hizo ganar 3 juegos consecutivos. Pasó del 2-4 al 5-4 en cuestión de minutos y parecía que se comía a su rival. Pero como para mostrar que lo suyo no es casualidad, la nacida en Sudamérica se acomodó al momento.
Por eso Muguruza no retrocedió, no se dejó devorar por la intensidad que proponía la número uno del mundo y aguantó el chaparrón. Sin precipitarse, trabajando los puntos y siendo más regular que la estadounidense, supo darle otro giro al set y quedarse con 3 juegos de forma consecutiva para ganar el 1º set por 7/5. Un gran paso para un sueño más cercano.
El 2º parcial siguió con un guión similar al primero. Muguruza pegó de entrada, Serena recuperó la ruptura, pero nuevamente la española fue la que sacó ventaja con un nuevo break sobre la norteamericana. Garbiñe estaba fina con su tenis, gritaba, pegaba, encontraba los tiros ganadores, utilizaba los paralelos y desordenaba a Williams. La ganadora de 22 grandes no se sentía cómoda, corría de lado a lado de la cancha y le costaba llevar la iniciativa de los puntos. Garbiñe supo que tenía una oportunidad de oro y la aprovechó.
Es verdad que pudo cerrar el partido poniendo un 6/3 en el segundo set, pero los nervios lógicos la llevaron a desperdiciar 4 puntos de partido con Serena al saque, pero lo cerró en el juego de 5-4 con un globo histórico que quedará en la memoria de todos los aficionados al tenis. Entonces la adrenalina contenida, los momentos de sinsabores quedaron atrás. La española se desparramó por el suelo, no importaba que el polvo de ladrillo le dejara las marcas en su espalda, al contrario, quedarían impregnados para siempre como algo único, incrédula de la hazaña que acababa de lograr, y con los ojos llenos de lágrimas no tenía más dudas que era la nueva reina en París. Y el trofeo llegó de manos de otra gran leyenda. Billie Jean King.
Pasaron muchos años desde que Arantxa Sánchez Vicario se coronara aquí. Además con este triunfo, Garbiñe se convierte en la tercera jugadora en la historia que derrotó en 2 ocasiones a Serena Williams en Roland Garros, emulando a Jennifer Capriati y Justine Henin. España vuelve a tener una campeona de Grand Slam tras años de sequía y Muguruza confirma que es uno de los íconos del tenis mundial. Ahora mira y llega a Londres con renovadas credenciales dispuesta a tomarse revancha de la final perdida ante la misma Serena. Este presente y futuro del tenis español se escribe en femenino, la responsable es una chica de 22 años nacida en Venezuela, radicada en España como máximo estandarte. Hoy en París, la ciudad Luz tiene una nueva estrella con sangre caraqueña y furia española.