Todavía cuesta creerlo, el mar platense lucha contra un rival nuevo. Es que uno tiene viva la imagen de ese muchacho que allá por los 70 saltó al mundo del tenis y sacudió todas las estructuras arcaicas del añejo deporte.
Todavía están frescas en mis retinas imágenes que permanecerán para siempre, charlas amenas que tuvimos desde que lo entreviste por 1ª vez en Diciembre de 1974 en la ciudad de San Pablo, más precisamente en el famoso complejo del parque Ibirapuera en un gimnasio adaptado para un cuadrangular con el mismo Vilas, un espigado sueco que también asomaba al circuito, Bjorn Borg, el rumano Ilie Nastase y el referente australiano Rod Laver Vilas venía de ganar en Melbourne el Masters, tornándose un maestro a los 22 años.
Su melena y su mítica vincha ya eran parte del mundo del tenis como también su tenis elegante con mucha fuerza, las invenciones propias de un fuera de serie como el legendario golpe como último recurso de la “Gran Willy” El “toro como lo apodaban algunos o el “poeta de los pampas” como lo bautizaron otros, marcó sin dudas un antes y un después en el tenis argentino y sudamericano. Ya nada fue como antes, el tenista nacido en Buenos Aires pero que adoptó Mar del Plata como su centro de entrenamiento y laboratorio para los grandes triunfos que vendrían de la mano de récords imbatibles, al menos dentro de la legalidad, fueron el alicerce que lo catapultó al circuito.
Era y fue diferente, el tenista con hobby como la música y la literatura lo hicieron un extraño en el mundo de las raquetas. Desde su profesor Locícero y técnico que le enseñó todo hasta llegar al rumano Ion Tiriac hubo un salto inmenso. Sus triunfos en Australia 1978 y 1979 , Roland Garros y el US Open en 1977 con el récord de 15 torneos ganados y finalista en 6 torneos y una invencibilidad en polvo de ladrillo de 51 partidos consecutivos, son algunos de sus logros que entraron al historia del tenis mundial. Y grandes y heroicas epopeyas con triunfos míticos en la Copa Davis ante Estados Unidos frente a John McEnroe.
Guillermo VilasAquella recordada semifinal ante los estadounidenses de McEnroe y CIA en Cincinnati cuando formando dupla con José Luis Clerc cayeron en 5º set ante el mismo McEnroe y Peter Fleming en un partido inolvidable estuvieron a un paso de ser finalistas. Es cierto que Wimbledon y la Copa Davis le fueron esquivos, pero eso no empalidece una carrera excepcional.
Y fuera de las canchas también fue un ganador numerosas mujeres estuvieron a su lado, entre ellas Mirta Massa modelo en apogeo en los 70, Susana Romero, la misma Carolina de Mónaco entre otras, aparte de Gabriela Blondeau o Elaine Haddad paulista ella..Su actuación en el cine en Players en 1979 y sus libros “Quien soy y como juego” o 125 de poemas o su banda musical doctor Silva fueron también parte de ese legado único. Y les pido permiso por recordar aquella mágica noche de 1974 cuando lo entrevisté por 1º vez y que luego terminaría en una cena y charla entrada en la madrugada y un autógrafo para mi hermano Andrés recién operado. Fueron muchas peripecias en años de tenis el de periodismo yo. Por eso quería tratar de hacer una reseña de este fuera de serie.
Volviendo al presente , esta nota apenas trata de ser un reconocimiento a quien le regaló al tenis momentos inolvidables.
En tiempos de pandemias, de cambios en la sociedad, imaginamos que de aquí en más el mundo ya no será igual. Mientras desde aquí le deseamos que este mal sea lo menos doloroso posible y si hay alguna chance por mínima que sea de revertir esta enfermedad que sea bienvenida.
Por ahora el tiempo tiene las respuestas, mientras tanto las imágenes de momentos de gloria que sean las que ayuden a paliar este presente.
Que el gran Guillermo le haga la “gran Willy” a este nuevo rival.