Sharapova no pudo con Serena; Garbiñe Muguruza sigue soñando

LONDRES/ Como hacer para cambiar una racha de años que se ha convertido en obsesión, dado que la maternidad” que la nº1 del mundo ejerce sobre la diva rusa ya es más que una sombra negra, en otras palabras una “maldición muy serenísima”. Por eso otra victoria y boleto a la gran final. En la otra semifinal otro paso delante de la joven Garbiñe Muguruza que vive un sueño del cual no quiere despertar.

Es que Serena Williams derrotó claramente a María Sharapova en la segunda semifinal de Wimbledon con parciales de 6/2, 6/4. “El récord es algo así como 25-1. Creo que ganará Serena”, respondía Garbiñe Muguruza en la BBC al ser preguntada por el resultado de este duelo tras su victoria.
Lo cierto es que la tenista española exageraba el balance histórico entre ambas (17-2 hasta hoy), pero manifestaba la creencia general de que María no puede con Serena. La jugadora estadounidense acumulaba 16 triunfos consecutivos y más de una década sin una derrota ante la rusa Y los hechos le darían la razón.

De arranque se vislumbraba que podía pasar. Los primeros juegos reflejaron la continuación de esta historia. El partido estaba en la raqueta de la número 1 que actuaba con una agresividad extrema en sus golpes pero poca actividad en sus piernas. Sin embargo, las concesiones de Sharapova con su saque (cometió 3 dobles faltas en el primer juego) determinaban quién era la dueña desde el comienzo.

Desde que la jugadora rusa sorprendió al mundo en 2004, cuando superó a Serena en la final de Wimbledon siendo una niña de 17 años, su tenis ha evolucionado hacia la consistencia mientras ha perdido jerarquía. Por eso Sharapova intentó compensar hoy este déficit con una versión más agresiva que paliara el poderío de la estadounidense, pero ni siquiera esta buena intención alteró el dominio de Serena.

María se auto exigió ir al límite para cambiar su pasado contra la actual nº1, pero su intermitente acierto desde el fondo de la pista y la excelencia de su rival impidieron la rebelión. Tampoco el mayor porcentaje de acierto de la rusa con el primer servicio alteró el guión previsto.

Serena nunca afrontó un punto de ruptura y su majestuoso saque abortó cualquier atisbo de reacción de su rival. Misha, número 2 mundial la próxima semana, sigue ‘serenizada’. Y la estadounidense, con una victoria rutinaria, alcanza su 25ª final de Grand Slam, 8ª en Wimbledon. Tras ser campeona de Roland Garros, Open de Australia y US Open en los últimos meses, la número uno se acerca al ‘Serena Slam’. Sólo Garbiñe puede impedirlo el próximo sábado. Para la “Belle de Jours siberiana, la “maldición” de Serena continua, cada vez más “serenísima”.

Y en la otra semifinal comprobación de que nada es casualidad, mejor dicho es una realidad. Garbiñe Muguruza jugará la final de Wimbledon 2015 tras superar a la polaca Agniezska Radwanska por 6/2,3/6,6/3 por primera vez para una representante española desde 1996. La nueva top-10 del circuito femenino se sobrepuso a una seguidilla de 6 juegos perdidos de forma consecutiva cuando dominaba 6/2 3-1, llegando a estar break abajo en el parcial decisivo. Su mayor desequilibrio recompuso el encuentro a su favor, regalándole una victoria histórica para el tenis femenino español y la primera de muchas alegrías en la fulgurante carrera de la caraqueña.

Tuvo un inicio estupendo, al punto que en un suspiro, poco más de media hora, Muguruza consumió los puntos como una contrarrelojista. Como si afrontara un reto marcado por un segundero, dibujo un encuentro de una sola velocidad y dos golpes. Muchas combinaciones propias de la superficie: saque y derecha. Una mentalidad enfocada a ser tan agresiva como podía, atemorizando a una Radwanska que se vio acosada sobre el primer y segundo servicio y que sólo logra 5 de 21 puntos con la devolución.

La polaca, que necesita que la pelota pase más de cinco veces la red para construir un partido de su gusto, cuenta con los dedos de una mano las veces que pone a Muguruza por detrás de la pelota en situaciones defensivas. Garbiñe manda y finaliza los puntos a su antojo. La diferencia entre ambas se amplía hasta un nada injusto 6/2 3-1 para la número 20, que enmudece a una Agnieska Radwanska sin respuestas; débil, apagada y a punto de claudicar.
La experiencia comienza a tomar protagonismo cuando el furor de cada winner de Garbiñe baja su acierto y se juega un partido más calmado. Los errores aparecen y Agnieska va tomando color. Tiene más tiempo, recibe pelotas más centradas y puede mover a Garbiñe de esquina a esquina. La polaca tiene dos oportunidades de ruptura y se queda con ambas. Garbiñe, en el primer parcial, consigue 2 de las 7, parámetro que pasa a un 2º plano por la abismal superioridad expuesta.

Pero ahora la brecha parece insalvable. El ritmo de la española se tuerce y otorga hasta 6 juegos consecutivos, dándole a la número 13 un break de salida en el tercer set. Todo parece cuesta arriba, a Muguruza le va minando el dato de puntos ganados con su segundo servicio (1 de 7 en el segundo parcial, 2 de 10 en el tercero). El juego se hace mucho más elaborado, de mucho tiro y más piernas. Ya no logra subir a la red y llego el momento de ponerse a remar. No queda otra.

En el momento de la verdad, Garbiñe aprovecha el poco tino de Radwanska con su primer servicio. El 6º juego, el punto de inflexión de todo set concede a la española un break prácticamente definitivo. La altura de la competición y el tesoro en juego refuerzan la autoestima y concentración de Muguruza para jugar al límite. Y lo aprovecha al máximo. Cierra el partido y abrocha el boleto. Es seguramente la noticia más importante de su quincena en Londres: Garbiñe ha aprendido a manejar información; a competir ante diferentes perfiles y a maniobrar entre la adversidad. Por eso jugará la final de Wimbledon. Es una realidad. Por eso su alegría estampada entre las manos arrodillada como no pudiendo creerlo, van dando rienda suelta a esa procesión que va por dentro. Muguruza está en la final y cerca de dar un batacazo, aunque respete demasiado a su rival. El sábado se sabrá.